Afección poco frecuente en la que la sangre no coagula de la forma típica cuando una persona sangra.
Con la hemofilia, el sangrado puede prolongarse más tiempo después de una lesión, en comparación con una lesión donde la sangre coagula correctamente. A menudo, los pequeños cortes no son un problema, pero las formas graves de la enfermedad aumentan el riesgo de sangrado interno, lo que puede dañar órganos y tejidos. El principal factor de riesgo de la hemofilia es tener familiares que también la tengan.
Los síntomas de la hemofilia pueden incluir sangrar más de lo habitual por cortes o heridas. También puede producirse un sangrado excesivo después de una intervención quirúrgica, un tratamiento dental o la administración de una vacuna. La hemofilia también puede causar muchos moretones grandes o profundos. Los síntomas de un sangrado cerebral poco frecuente son dolor de cabeza intenso y de larga duración, y vómitos reiterados.
El principal tratamiento de la hemofilia grave consiste en recibir proteínas coagulantes de la sangre a través de una sonda en una vena. Estas proteínas se denominan factor de coagulación. Según la gravedad de la hemofilia, pueden ser necesarios otros medicamentos. Los tratamientos llamados selladores de fibrina pueden ayudar a sellar las heridas. El uso de presión y un vendaje puede detener el sangrado de pequeños cortes.