Epilepsia
Infórmate sobre esta afección que provoca convulsiones. Descubre cuáles son los síntomas vinculados a los distintos tipos de convulsiones y cómo se tratan.
Perspectiva general
La epilepsia, también conocida como trastorno convulsivo, es una afección cerebral que causa convulsiones recurrentes. Hay muchos tipos de epilepsia. En algunas personas, se puede identificar la causa. En otras, se desconoce la causa.
La epilepsia es frecuente. Se estima que el 1,2 % de la población de los Estados Unidos tiene epilepsia activa, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La epilepsia afecta a personas de todos los sexos, razas, grupos étnicos y edades.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar mucho. Algunas personas pueden perder el conocimiento durante una convulsión. Otras pueden permanecer con la mirada fija por algunos segundos. Y otras pueden mover repetidamente los brazos o las piernas. A estos movimientos se los conoce como convulsiones.
Tener una sola convulsión no significa que tengas epilepsia. La epilepsia se diagnostica si se sufren, al menos, dos convulsiones no provocadas con 24 horas de diferencia. Las convulsiones no provocadas no tienen una causa clara.
El tratamiento con medicamentos, o en ocasiones la cirugía, puede controlar las convulsiones en la mayoría de las personas que tienen epilepsia. Algunas personas necesitan tratamiento de por vida, pero, en otros casos, las convulsiones desaparecen solas. Algunos niños con epilepsia también pueden superar su afección con la edad.
Síntomas
Los síntomas de las convulsiones varían según el tipo de convulsión. Dado que la epilepsia se debe a cierta actividad en el cerebro, las convulsiones pueden afectar cualquier proceso cerebral. Algunos de los síntomas de las convulsiones pueden incluir los siguientes:
- Confusión temporal.
- Episodios de ausencias.
- Rigidez muscular.
- Movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas.
- Pérdida del conocimiento.
- Síntomas psicológicos, como miedo, ansiedad o déjà vu.
A veces, las personas con epilepsia pueden experimentar cambios en su conducta. También pueden tener síntomas de psicosis.
La mayoría de las personas con epilepsia normalmente tienen el mismo tipo de convulsión en cada episodio. Los síntomas suelen ser similares en todos los episodios.
Señales de alarma de las convulsiones
Algunas personas con convulsiones focales experimentan señales de alarma momentos antes de tener una convulsión. Estas señales se conocen como aura.
Las señales de alarma pueden ser una sensación en el estómago o emociones, como el miedo. Algunas personas tienen experiencias de déjà vu. Las auras también pueden ser un sabor o un olor. Pueden ser visuales, como una luz fija o intermitente, un color o una figura. Algunas personas pueden tener mareos o perder el equilibrio. Otras pueden ver cosas que no son reales, lo que se conoce como alucinaciones.
Las convulsiones se clasifican como focales o generalizadas, según cómo y dónde comienza la actividad cerebral que las causa.
Las convulsiones que aparentemente se producen a causa de la actividad en una sola parte del cerebro se denominan convulsiones focales. Estas se agrupan en dos categorías:
- Convulsiones localizadas sin pérdida de la consciencia. Anteriormente denominadas convulsiones parciales simples, estas convulsiones no causan la pérdida del conocimiento (consciencia). Pueden alterar las emociones o cambiar la manera de ver, oler, sentir, saborear o escuchar. Algunas personas tienen déjà vu. Este tipo de convulsión también puede producir espasmos involuntarios de una parte del cuerpo, como un brazo o una pierna. Además, las convulsiones focales pueden ocasionar síntomas sensoriales como hormigueos, mareos y destellos de luz.
- Convulsiones focales con pérdida del conocimiento. Anteriormente conocidas como convulsiones parciales complejas, estas convulsiones incluyen una alteración o la pérdida de la conciencia. Con este tipo de convulsión, la persona puede sentir como si estuviera soñando. Durante una convulsión focal con alteración de la conciencia, algunas personas miran fijamente al espacio y no responden con normalidad al entorno. También pueden hacer movimientos repetitivos, como frotarse las manos, masticar, tragar o caminar en círculos.
Los síntomas de las convulsiones focales pueden confundirse con otras afecciones neurológicas, como la migraña, la narcolepsia o las enfermedades mentales. Se necesitan un examen y pruebas rigurosos para revelar si los síntomas son a causa de la epilepsia o de otra afección.
Las convulsiones focales pueden originarse en cualquier lóbulo del cerebro. Algunos tipos de convulsiones focales son los siguientes:
- Convulsiones del lóbulo temporal. Las convulsiones del lóbulo temporal empiezan en las zonas del cerebro llamadas lóbulos temporales. Los lóbulos temporales procesan las emociones y tienen un rol en la memoria a corto plazo. Las convulsiones de este tipo a menudo se presentan con un aura. El aura puede incluir una emoción repentina, como miedo o alegría. También puede ser un sabor o un olor repentinos, una sensación de déjà vu o un malestar que aumenta en el estómago. Durante la convulsión, las personas pueden perder la conciencia de su entorno. También pueden mirar fijamente en el espacio, chasquear los labios, tragar o masticar repetidamente, o hacer movimientos con los dedos.
- Convulsiones del lóbulo frontal. Estas convulsiones comienzan en la parte delantera del cerebro. Es la parte que controla el movimiento. Las convulsiones del lóbulo frontal hacen que la persona mueva la cabeza y los ojos hacia un lado. La persona no contesta cuando le hablan y puede reírse o gritar. Puede que extienda un brazo y flexione el otro. También puede hacer movimientos repetitivos, como mecerse de adelante a atrás o pedalear como si estuviera en una bicicleta.
- Convulsiones del lóbulo occipital. Estas convulsiones empiezan en una zona del cerebro llamada lóbulo occipital. Este lóbulo afecta la vista y la forma de ver. Las personas que tienen este tipo de convulsión pueden tener alucinaciones o perder la vista parcialmente o por completo durante las convulsiones. Estas convulsiones también pueden causar parpadeo o movimientos de los ojos.
Convulsiones generalizadas
Las convulsiones que aparentemente se producen en todas las áreas del cerebro se denominan convulsiones generalizadas. Dentro de las convulsiones generalizadas, están las siguientes:
- Crisis de ausencia. Las crisis de ausencia, previamente conocidas como convulsiones pequeño mal, suelen ocurrir en niños. Los síntomas incluyen mirada fija en el espacio con o sin movimientos corporales sutiles, como parpadeo de los ojos o chasquido de labios, y solo duran entre 5 y 10 segundos. Pueden ocurrir en grupo, con una frecuencia de hasta 100 veces al día, y causar una pérdida breve del conocimiento.
- Convulsiones tónicas. Las convulsiones tónicas causan rigidez muscular y pueden afectar el conocimiento. Por lo general, afectan los músculos de la espalda, los brazos y las piernas, y pueden provocar que la persona se caiga.
- Convulsiones atónicas. Las convulsiones atónicas, también conocidas como convulsiones de caída, causan la pérdida del control muscular. Debido a que afectan principalmente a las piernas, pueden provocar caídas repentinas.
- Convulsiones clónicas. Las convulsiones clónicas se asocian con movimientos musculares repetitivos o rítmicos y espasmódicos. Generalmente afectan el cuello, la cara y los brazos.
- Convulsiones mioclónicas. Las crisis mioclónicas generalmente aparecen como movimientos espasmódicos breves repentinos o sacudidas, y suelen afectar la parte superior del cuerpo, los brazos y las piernas.
- Convulsiones tónico-clónicas. Las convulsiones tónico-clónicas, que anteriormente se conocían como convulsiones gran mal, son el tipo más grave de convulsiones epilépticas. Pueden causar pérdida repentina del conocimiento y rigidez, espasmos y sacudidas del cuerpo. En ocasiones, pueden causar pérdida del control de la vejiga o mordedura de la lengua.
Cuándo consultar al médico
Busca ayuda médica inmediata si ocurre lo siguiente durante una convulsión:
- La convulsión dura más de cinco minutos.
- La respiración o el conocimiento no se recuperan una vez que finaliza la convulsión.
- Se produce una segunda convulsión de inmediato.
- Tienes fiebre alta.
- Estás embarazada.
- Tienes diabetes.
- Sufriste una lesión durante la convulsión.
- Sigues teniendo convulsiones a pesar de estar tomando los medicamentos anticonvulsivos.
Si tienes una convulsión por primera vez, busca asesoramiento médico.
Causas
La epilepsia no tiene una causa identificable en aproximadamente la mitad de las personas que padecen la afección. En los otros casos, la afección puede deberse a diversos factores como, por ejemplo, los siguientes:
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Influencia genética. Algunos tipos de epilepsia suelen ser hereditarios. En estos casos, es probable que haya influencia genética. Los investigadores han asociado algunos tipos de epilepsia a genes específicos, pero algunas personas tienen epilepsia genética que no es hereditaria. Un niño puede presentar cambios genéticos que no los heredó de los padres.
En la mayoría de los casos, los genes son solo una parte de la causa de la epilepsia. Algunos genes pueden hacer que una persona sea más sensible a las condiciones ambientales que desencadenan las convulsiones.
- Traumatismo craneal. Un traumatismo craneal como consecuencia de un accidente automovilístico o de otra lesión traumática puede provocar epilepsia.
- Factores en el cerebro. Los tumores cerebrales pueden provocar epilepsia. La epilepsia también puede surgir por la manera en la que se forman los vasos sanguíneos en el cerebro. Las personas con afecciones en los vasos sanguíneos, como malformaciones arteriovenosas y malformaciones cavernosas, pueden sufrir convulsiones. En las personas mayores de 35 años, los accidentes cerebrovasculares son una de las causas principales de epilepsia.
- Infecciones. La meningitis, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la encefalitis viral y algunas infecciones parasitarias pueden causar epilepsia.
- Lesiones antes del nacimiento. Antes del nacimiento, los bebés son sensibles al daño cerebral que puede originarse por diversos factores, como una infección en la madre, una mala nutrición o la falta de oxígeno. Este daño cerebral puede provocar epilepsia o parálisis cerebral.
- Afecciones del desarrollo. En ocasiones, la epilepsia aparece acompañada de afecciones del desarrollo. Las personas con autismo son más propensas a tener epilepsia en comparación con otras personas sin autismo. Los investigadores también han descubierto que las personas con epilepsia tienen más disposición a sufrir trastorno por déficit de atención e hiperactividad y otras afecciones vinculadas al desarrollo. El hecho de tener ambas afecciones puede estar relacionado con la genética.
Desencadenantes de convulsiones
Los elementos del entorno pueden provocar convulsiones. Los desencadenantes de convulsiones no son una causa de la epilepsia, pero sí pueden provocar convulsiones en personas que ya tienen epilepsia. La mayoría de las personas con epilepsia no tienen identificados los desencadenantes específicos que les provocan convulsiones cada vez que los enfrentan. Sin embargo, a menudo, pueden reconocer factores que podrían provocar una convulsión. Entre los posibles desencadenantes de una convulsión, se incluyen los siguientes:
- Alcohol
- Ráfagas de luz
- Consumo de drogas ilegales
- Saltearse dosis de medicamentos anticonvulsivos o tomar una dosis mayor a la indicada
- Falta de sueño
- Cambios hormonales durante el ciclo menstrual
- Estrés
- Deshidratación
- Saltearse comidas
- Enfermedad
Factores de riesgo
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de padecer epilepsia:
- Edad. La aparición de la epilepsia es más frecuente en los niños y los adultos mayores. Sin embargo, la afección puede ocurrir a cualquier edad.
- Antecedentes familiares. Si tienes antecedentes familiares de epilepsia, es posible que presentes un mayor riesgo de padecer convulsiones.
- Lesiones en la cabeza. Las lesiones en la cabeza son la causa de algunos casos de epilepsia. Puedes reducir el riesgo usando el cinturón de seguridad cuando sales en auto. Otra medida es usar casco al andar en bicicleta o en motocicleta, al esquiar o al hacer cualquier actividad que implique el riesgo de sufrir una lesión en la cabeza.
- Accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades vasculares. Los accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades de los vasos sanguíneos pueden causar daño cerebral. El daño cerebral puede desencadenar convulsiones y epilepsia. Para reducir el riesgo de tener estas enfermedades, puedes adoptar ciertas medidas. Por ejemplo, limita el consumo de alcohol, no fumes, sigue una dieta saludable y haz ejercicio con frecuencia.
- Demencia. La demencia puede aumentar el riesgo de padecer epilepsia en adultos mayores.
- Infecciones cerebrales. Tu riesgo puede aumentar con infecciones como la meningitis, que provoca la inflamación del cerebro o de la médula espinal.
- Convulsiones en la infancia. A veces, la fiebre alta en la infancia puede asociarse con convulsiones. Los niños que tienen convulsiones como consecuencia de una fiebre alta no suelen padecer epilepsia. El riesgo de tener epilepsia es mayor si el niño tiene una convulsión relacionada con una fiebre alta prolongada, otras afecciones del sistema nervioso o antecedentes familiares de epilepsia.
Complicaciones
Tener una convulsión en determinados momentos puede ser peligroso para ti o para los demás.
- Caídas. Si te caes durante una convulsión, puedes lastimarte la cabeza o quebrar un hueso.
- Ahogamiento. Las personas entre 13 y 19 años que tienen epilepsia son más propensas a ahogarse en una piscina o bañera que las personas que no tienen epilepsia. El riesgo es mayor porque puedes sufrir una convulsión mientras estás en el agua.
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Accidentes automovilísticos. Una convulsión que causa pérdida de conciencia o de control puede ser peligrosa si conduces un vehículo u operas maquinaria.
Muchos de los estados del país ponen restricciones en las licencias de conducir según la capacidad de un conductor para controlar las convulsiones. Estos estados, se impone una cantidad mínima de tiempo sin que el conductor haya tenido convulsiones antes de que se le permita conducir. Esta cantidad de tiempo pueden ser meses o años.
- Dificultad para dormir. Las personas con epilepsia pueden tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidas, lo que se conoce como insomnio.
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Complicaciones en el embarazo. Las convulsiones durante el embarazo suponen un peligro para la madre y el bebé. Además, ciertos medicamentos anticonvulsivos aumentan el riesgo de anomalías congénitas. Si tienes epilepsia y estás pensando en quedar embarazada, solicita atención médica mientras planificas tu embarazo.
La mayoría de las mujeres con epilepsia pueden quedar embarazadas y tener bebés saludables. Necesitarás estar bajo observación durante el embarazo. Tal vez sea necesario ajustar tu medicación. Es muy importante que trabajes con tu equipo de atención médica para planificar tu embarazo.
- Pérdida de la memoria. Las personas con ciertos tipos de epilepsia tienen problemas de memoria.
Problemas de salud emocional
Las personas con epilepsia son más propensas a padecer enfermedades mentales. Esto puede deberse al hecho de lidiar con la afección misma y a los efectos secundarios de los medicamentos, incluso las personas con epilepsia bien controlada también tienen un mayor riesgo. Los problemas de salud emocional que pueden afectar a las personas con epilepsia son los siguientes:
- Depresión
- Ansiedad
- Pensamientos y comportamientos suicidas
No es común que ocurran otras complicaciones que ponen en riesgo la vida en caso de epilepsia, pero podrían suceder. Entre estas, se incluyen las siguientes:
- Estatus epiléptico. Esta afección ocurre si estás en un estado de actividad convulsiva continua que dura más de cinco minutos. Puede ocurrir también si tienes convulsiones y no recuperas la consciencia entre episodios. Las personas con estatus epiléptico tienen un mayor riesgo de sufrir daño cerebral permanente o la muerte.
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Muerte súbita e inesperada en la epilepsia. Las personas con epilepsia también tienen un pequeño riesgo de muerte súbita inesperada. Se desconoce la causa, pero en algunas investigaciones se demuestra que puede ocurrir debido a afecciones cardíacas o respiratorias.
Las personas con convulsiones tónico-clónicas frecuentes o cuyas convulsiones no están controladas con medicamentos pueden tener un mayor riesgo de muerte súbita e inesperada en la epilepsia. En general, aproximadamente el 1 % de la población con epilepsia fallece por muerte súbita e inesperada en la epilepsia. Es más común en las personas con epilepsia grave que no responden al tratamiento.
Diagnóstico
Para diagnosticar epilepsia, el profesional de la salud revisará tus síntomas y antecedentes médicos. Pueden hacerte varias pruebas para diagnosticar la epilepsia y detectar la causa de las convulsiones. Por ejemplo:
- Examen neurológico. Este examen evalúa tu comportamiento, tus movimientos, tu función mental y otras áreas. De este modo, ayuda a determinar si tienes epilepsia y de qué tipo.
- Análisis de sangre. Con una muestra de sangre, se pueden detectar signos de infecciones, afecciones genéticas o de otra índole que pueden estar asociadas a las convulsiones.
- Pruebas genéticas. En algunas personas con epilepsia, una prueba genética puede aportar más información sobre la afección y el modo de tratarla. Las pruebas genéticas se llevan a cabo con mayor frecuencia en niños, pero también pueden ser útiles para algunos adultos con epilepsia.
También es posible que te hagan estudios por imágenes y exploraciones del cerebro para detectar cambios cerebrales:
Electroencefalograma. Este es el tipo de estudio más frecuente que se utiliza para diagnosticar la epilepsia. En este estudio, se adhieren pequeños discos metálicos, llamados electrodos, al cuero cabelludo con pegamento o una gorra. Los electrodos registran la actividad eléctrica del cerebro.
Cuando tienes epilepsia, es común que el patrón de las ondas cerebrales presente cambios. Estos cambios se producen incluso cuando no estás sufriendo una convulsión. El profesional de la salud puede tenerte bajo observación por video durante un electroencefalograma para detectar y registrar cualquier convulsión. Esto se puede hacer mientras estás despierto o dormido. Registrar las convulsiones puede ayudar a determinar qué tipo de convulsiones tienes o descartar otras afecciones.
El examen se puede realizar en el consultorio de un profesional de la salud o en el hospital. También puedes realizarte un electroencefalograma ambulatorio. El electroencefalograma registra la actividad convulsiva durante unos días mientras estás en tu hogar.
Es posible que recibas instrucciones para hacer algo que provoque las convulsiones, como dormir poco antes del examen.
- Electroencefalograma de alta densidad. Como variante de un electroencefalograma, pueden realizarte un electroencefalograma de alta densidad. Para este examen, los electrodos se colocan más juntos en comparación con la forma en que se colocan para un electroencefalograma convencional. El electroencefalograma (EEG) de alta densidad puede ayudar a determinar con mayor precisión qué áreas del cerebro se ven afectadas por las convulsiones.
- Tomografía computarizada. Una tomografía computarizada utiliza rayos X para obtener imágenes transversales del cerebro. La tomografía computarizada (TAC) puede detectar tumores, sangrado o quistes en el cerebro que podrían estar causando la epilepsia.
- Resonancia magnética. Una resonancia magnética usa imanes potentes y ondas de radio para crear una vista detallada del cerebro. Al igual que la tomografía computarizada (TAC), la resonancia magnética (IRM) examina la estructura del cerebro para detectar lo que puede estar causando las convulsiones. No obstante, la resonancia magnética ofrece una imagen más detallada del cerebro que la tomografía computarizada.
- Resonancia magnética funcional. La resonancia magnética funcional mide los cambios en el flujo sanguíneo que ocurren cuando determinadas partes del cerebro están en actividad. Este examen se puede realizar antes de una cirugía para identificar la ubicación exacta de las funciones críticas, como el habla y la movilidad. Esto les permite a los cirujanos evitar aquellas áreas durante la operación.
- Tomografía por emisión de positrones. En la tomografía por emisión de positrones, se utiliza una pequeña cantidad de material radiactivo en una dosis baja. El material se inyecta por vena para ayudar a visualizar la actividad metabólica del cerebro y detectar cambios. Las áreas del cerebro con un metabolismo bajo pueden indicar los lugares donde ocurren las convulsiones.
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Tomografía computarizada por emisión de fotón único. Este tipo de examen se usa cuando la resonancia magnética y el electroencefalograma no precisaron la ubicación en el cerebro donde se originan las convulsiones.
En una tomografía computarizada por emisión de fotón único, se utiliza una pequeña cantidad de un material radiactivo de dosis baja. Este material se inyecta por vena para crear un mapa tridimensional detallado del flujo sanguíneo durante una convulsión. Las áreas con un flujo sanguíneo superior al habitual podrían indicar dónde ocurren las convulsiones.
Otro tipo de tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPEC), que se conoce como sustracción de la SPECT ictal corregistrada a la IRM (método SISCOM), puede proporcionar resultados aún más detallados. Este examen superpone los resultados de la tomografía computarizada por emisión de fotón único con los resultados de la resonancia magnética del cerebro.
- Pruebas neuropsicológicas. Estas pruebas evalúan las habilidades del pensamiento, de la memoria y del habla. Los resultados de las pruebas ayudan a determinar qué áreas del cerebro se ven afectadas por las convulsiones.
Junto con los resultados de las pruebas, se puede utilizar una combinación de otras técnicas para ayudar a precisar en qué parte del cerebro se originan las convulsiones:
- Mapeo paramétrico estadístico. El mapeo paramétrico estadístico observa las áreas del cerebro que tienen un aumento de flujo sanguíneo durante las convulsiones. Se compara con las mismas áreas del cerebro de personas que no tienen convulsiones. Esto proporciona información sobre el lugar donde comienzan las convulsiones.
- Imágenes de fuentes eléctricas. Las imágenes de fuentes eléctricas corresponden a una técnica que toma la información del electroencefalograma y la proyecta en una resonancia magnética del cerebro. Esto se utiliza para mostrar las áreas del cerebro donde están ocurriendo las convulsiones. Esta técnica proporciona detalles más precisos que solo un electroencefalograma.
- Magnetoencefalografía. La magnetoencefalografía mide los campos magnéticos producidos por la actividad cerebral. Esto ayuda a identificar las posibles áreas donde se originan las convulsiones. La magnetoencefalografía puede ser más precisa que el electroencefalograma porque el cráneo y el tejido que rodea el cerebro interfieren menos con los campos magnéticos. La magnetoencefalografía y la resonancia magnética en conjunto proporcionan imágenes que muestran las áreas del cerebro afectadas y no afectadas por las convulsiones.
El diagnóstico del tipo de convulsión y los lugares donde se originan las convulsiones te ofrecen la mejor oportunidad para encontrar un tratamiento eficaz.
Tratamiento
El tratamiento puede ayudar a las personas con diagnóstico de epilepsia a tener menos convulsiones o incluso a detenerlas por completo. Estos son algunos posibles tratamientos:
- Medicamentos.
- Cirugía.
- Terapias que estimulan el cerebro mediante un dispositivo.
- Dieta cetogénica.
Medicamentos
La mayoría de las personas con epilepsia pueden dejar de tener convulsiones si toman un medicamento anticonvulsivo, que también se conoce como medicamento antiepiléptico. Otras personas pueden disminuir la cantidad e intensidad de las convulsiones cuando toman más de un medicamento.
Muchos de los niños con epilepsia que no tienen síntomas pueden, con el tiempo, suspender la toma de medicamentos y llevar una vida sin convulsiones. Muchos adultos pueden suspender la toma de medicamentos después de dos años o más sin tener convulsiones. El equipo de atención médica te aconsejará sobre el momento adecuado para dejar de tomar los medicamentos.
Encontrar el medicamento correcto y la dosis adecuada puede resultar complejo. Tu proveedor podría considerar tu afección, la frecuencia de las convulsiones, tu edad y otros factores para así elegir qué medicamento recetarte. También revisará qué otros medicamentos estás tomando para asegurarse de que los anticonvulsivos no interactúen con estos.
Es posible que comiences con un solo medicamento y a una dosis baja. Más adelante, tu profesional de la salud podría aumentar la dosis progresivamente hasta que las convulsiones estén controladas.
Existen más de 20 tipos diferentes de medicamentos anticonvulsivos disponibles. Los medicamentos que tomas dependen del tipo de convulsiones que tienes, de tu edad y de otras afecciones de salud.
Los medicamentos anticonvulsivos pueden tener algunos efectos secundarios. Algunos de los efectos secundarios leves incluyen los siguientes:
- Cansancio.
- Mareos.
- Aumento de peso.
- Pérdida de densidad ósea.
- Sarpullidos.
- Pérdida de la coordinación.
- Problemas del habla.
- Problemas de memoria y razonamiento.
Entre los efectos más graves, pero poco frecuentes, se encuentran los siguientes:
- Depresión
- Pensamientos y comportamientos suicidas
- Sarpullido grave
- Inflamación de determinados órganos, como el hígado
Para lograr el mejor control posible de las convulsiones con medicamentos, aplica estas técnicas:
- Toma los medicamentos exactamente como te hayan indicado.
- Comunícate con tu profesional de la salud cada vez que consideres cambiar a una versión genérica de los medicamentos o tomar otros medicamentos. Esto incluye también hierbas medicinales, medicamentos de venta libre y medicamentos con receta médica.
- Nunca dejes de tomar un medicamento sin hablar antes con tu profesional de la salud.
- Comunícate de inmediato con tu profesional de la salud si notas que tienes pensamientos suicidas o sentimientos de depresión nuevos o más intensos. También debes hablar con tu profesional de la salud tan pronto como notes cambios en tu estado de ánimo o comportamientos.
- Infórmale a tu profesional de la salud si tienes migrañas. Tal vez necesites tomar medicamentos anticonvulsivos que sirvan tanto para prevenir las migrañas como para tratar la epilepsia.
Al menos la mitad de las personas con un diagnóstico reciente de epilepsia dejan de tener convulsiones con el primer medicamento. Si los medicamentos anticonvulsivos no ofrecen buenos resultados, es posible que puedas realizarte una cirugía u otras terapias. Probablemente tendrás citas de seguimiento periódicas con tu profesional de la salud para hacer un control de la afección y los medicamentos.
Cirugía
Cuando los medicamentos no sirven para controlar lo suficiente las convulsiones, la cirugía puede convertirse en una opción para tratar la epilepsia. En esta cirugía, el cirujano extrae la parte del cerebro que provoca las convulsiones.
Generalmente, la cirugía se lleva a cabo si las pruebas muestran lo siguiente:
- Las convulsiones se originan en una zona pequeña y bien definida del cerebro.
- Hacerla no afectaría funciones vitales como el habla, el lenguaje, el movimiento, la visión o la audición.
En el caso de algunos tipos de epilepsia, los enfoques de invasión mínima, como la cirugía de ablación estereotáctica con láser guiado por IRM, pueden aliviar los síntomas. También pueden usarse estos tratamientos cuando es peligroso llevar a cabo una cirugía abierta. El procedimiento consiste en utilizar una sonda láser térmica dirigida a la zona del cerebro que provoca las convulsiones. Esta elimina el tejido para mejorar el control de las convulsiones.
Después de una cirugía exitosa, es posible que sigas tomando medicamentos que te ayuden a prevenir las convulsiones. Sin embargo, probablemente tomes menos medicamentos o te reduzcan las dosis.
En un grupo reducido de personas, las cirugías para la epilepsia pueden generar complicaciones. Entre las complicaciones, se incluye un cambio permanente en la capacidad de razonar. Habla con los miembros del equipo quirúrgico sobre su experiencia, las tasas de éxito y los índices de complicaciones relacionados con el procedimiento que estés considerando.
Terapias
Además de los medicamentos y la cirugía, estas posibles terapias pueden ser una alternativa para el tratamiento de la epilepsia:
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Estimulación del nervio vago. La estimulación del nervio vago puede ser una opción en los casos en que los medicamentos no han funcionado lo suficiente como para controlar las convulsiones y no es posible recurrir a la cirugía. Se implanta bajo la piel del pecho un dispositivo llamado estimulador del nervio vago, que es similar a un marcapasos. Se conectan los cables del estimulador con el nervio vago en el cuello.
El dispositivo funciona con baterías y envía descargas de energía eléctrica a través del nervio vago hacia el cerebro. No queda claro cómo esto inhibe las convulsiones, pero el dispositivo suele reducirlas de un 20 a un 40 %.
La mayoría de las personas debe seguir tomando los medicamentos anticonvulsivos, pero es posible que algunas puedan reducir las dosis. Los efectos secundarios de la estimulación del nervio vago pueden incluir dolor de garganta, voz ronca, falta de aire o tos.
- Estimulación cerebral profunda. Para la estimulación cerebral profunda, los cirujanos implantan electrodos en una parte específica del cerebro, generalmente el tálamo. Los electrodos están conectados a un generador implantado en el pecho. El generador envía regularmente impulsos eléctricos al cerebro en intervalos temporizados y puede reducir las convulsiones. La estimulación cerebral profunda suele utilizarse en personas cuyas convulsiones no mejoran con los medicamentos.
- Neuroestimulación receptiva. Estos dispositivos implantables, similares a un marcapasos, pueden ayudar a reducir la frecuencia con la que se producen las convulsiones. Analizan los patrones de la actividad del cerebro para detectar el momento en que se originan las convulsiones y producen una estimulación eléctrica para frenarlas. Las investigaciones demuestran que este tratamiento tiene menos efectos secundarios y puede proporcionar alivio de las convulsiones a largo plazo.
Dieta cetogénica
Algunos niños y adultos que sufren de epilepsia siguen una dieta con alto contenido de grasas y bajo contenido de carbohidratos para reducir las convulsiones. Esto puede ser una opción si los medicamentos no ayudan a controlar la epilepsia.
En esta dieta, llamada dieta cetogénica, el cuerpo descompone las grasas en lugar de los hidratos de carbono para obtener energía. Después de unos pocos años, algunos niños pueden ser capaces de suspender la dieta cetogénica y permanecer libres de convulsiones. Es de suma importancia realizar esta dieta bajo la supervisión cercana de profesionales de la salud.
Los expertos no saben bien por qué la dieta cetogénica reduce las convulsiones. Sin embargo, los investigadores creen que la dieta genera cambios químicos que suprimen las convulsiones. Además, la dieta altera las acciones de las neuronas cerebrales para reducir las convulsiones.
Busca asesoramiento médico si tú o tu hijo están considerando una dieta cetogénica. Es importante que te asegures que tu hijo ingiera los nutrientes necesarios cuando haga esta dieta.
Los efectos secundarios de una dieta cetogénica pueden ser deshidratación, estreñimiento y crecimiento lento debido a la falta de nutrientes. También pueden incluir una acumulación de ácido úrico en la sangre, lo que puede formar cálculos renales. Estos efectos secundarios son poco comunes cuando la dieta es adecuada y está supervisada por un médico.
Seguir una dieta cetogénica puede ser difícil. La dieta de bajo índice glucémico y la dieta de Atkins modificada ofrecen alternativas con menos restricciones y aun así proporcionan algunos beneficios para el control de las convulsiones.
Posibles tratamientos futuros
Actualmente, los investigadores estudian muchos posibles tratamientos nuevos para la epilepsia, que incluyen los siguientes:
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Estimulación continua de la zona donde se originan las convulsiones, conocida como estimulación subumbral. La estimulación subumbral consiste en estimular de manera continua un área del cerebro a un nivel que está por debajo de lo físicamente perceptible. Al parecer, este tipo de terapia mejora las consecuencias de las convulsiones y la calidad de vida de las personas que las tienen. La estimulación subumbral ayuda a detener la convulsión antes de que suceda.
Este tratamiento puede servir para quienes tienen convulsiones que se originan en una zona del cerebro llamada área elocuente. Si se extrajera esta área, se vería afectada la capacidad de hablar y moverse. También puede ayudar a quienes tienen los tipos de convulsiones que no mejoran con la neuroestimulación receptiva.
- Cirugía de invasión mínima. Las nuevas técnicas quirúrgicas de invasión mínima, como la ecografía focalizada guiada por resonancia magnética, son prometedoras para el tratamiento de las convulsiones. Estas cirugías tienen menos riesgos que la cirugía tradicional de cerebro abierto para la epilepsia.
- Estimulación magnética transcraneal. En la estimulación magnética transcraneal, se aplican campos magnéticos focalizados en áreas del cerebro donde ocurren las convulsiones para tratarlas sin necesidad de cirugía. Puede usarse en pacientes cuyas convulsiones se producen cerca de la superficie del cerebro y no pueden tratarse con cirugía.
- Estimulación transcraneal por corriente directa. Esta técnica proporciona estimulación eléctrica al cerebro a través del cuero cabelludo para disminuir, con el tiempo, el número de convulsiones. Este tratamiento puede recibirse en el hogar.
Estilo de vida y remedios caseros
Entender tu afección puede ayudarte a controlarla mejor:
- Toma los medicamentos correctamente. No modifiques la dosis sin antes hablar con un miembro del equipo de atención médica. Si sientes que es necesario cambiar los medicamentos, háblalo con tu proveedor de atención médica.
- Duerme lo suficiente. La falta de sueño puede desencadenar convulsiones. Asegúrate de descansar lo suficiente todas las noches.
- Lleva puesto un brazalete de alerta médica. Esto ayudará a que el personal de emergencias sepa cómo tratarte de la manera correcta.
- Haz ejercicio físico. El ejercicio puede ayudar a que te mantengas físicamente saludable y a reducir la depresión. Asegúrate de beber suficiente agua y de descansar si te cansas al hacer ejercicio.
Por otro lado, debes tomar decisiones de vida saludables. Controla el estrés, limita el consumo de alcohol y no fumes.
Estrategias de afrontamiento, y apoyo
No poder controlar las convulsiones puede derivar en una depresión. Sin embargo, puedes vivir una vida activa y satisfactoria, aunque tengas epilepsia. Para ayudarte a sobrellevar esta afección, puedes hacer lo siguiente:
- Infórmate e informa a tus amigos y familiares sobre la epilepsia para que todos entiendan la afección.
- Intenta ignorar las reacciones negativas de las personas. Es útil aprender sobre la epilepsia para conocer la información verdadera en lugar de tener ideas equivocadas sobre la enfermedad. También, trata de mantener tu sentido del humor.
- Vive de la manera más independiente posible. Continúa trabajando, si es posible. Si no puedes conducir debido a las convulsiones, investiga las opciones cercanas de transporte público. Si no estás habilitado para conducir, podrías considerar mudarte a una ciudad que cuente con buenas opciones de transporte público.
- Encuentra un profesional de la salud que te agrade y con el que te sientas cómodo.
- Intenta no preocuparte por si vas a tener una convulsión.
- Encuentra un grupo de apoyo de personas con epilepsia para reunirte con otros que entiendan lo que estás atravesando.
Si no puedes trabajar fuera de casa debido a las convulsiones, considera trabajar desde tu hogar. Además, existen otras formas de sentirse conectado con la gente.
Explícales a las personas con las que compartes tu trabajo y tu hogar qué deben hacer si tienes una convulsión. Esto puede ser útil si están contigo cuando tienes una. Les puedes dar sugerencias como estas:
- Voltea suavemente a la persona hacia un lado para evitar atragantamiento.
- Coloca algo blando debajo de su cabeza.
- Afloja las prendas que ajusten el cuello.
- No pongas los dedos ni otra cosa en la boca de la persona. Las personas con epilepsia no se "tragan" la lengua durante una convulsión, pues es físicamente imposible.
- No intentes sujetar a una persona que tiene una convulsión.
- Si la persona se mueve, aleja los objetos peligrosos.
- Si se necesita ayuda médica de inmediato, quédate con la persona hasta que llegue el personal médico.
- Observa a la persona detenidamente para que puedas dar detalles sobre lo ocurrido.
- Controla el tiempo de las convulsiones.
- Mantén la calma durante las convulsiones.
Preparación antes de la cita
Puedes comenzar por ver a tu profesional de la salud. Sin embargo, es posible que, cuando llames para pedir una cita médica, te remitan directamente a un especialista. Este podría ser un neurólogo, o médico capacitado en afecciones del cerebro y el sistema nervioso. También podrían remitirte a un epileptólogo, que es un neurólogo especializado en epilepsia.
Las citas médicas pueden ser breves y suele haber mucho de qué hablar, así que es una buena idea ir bien preparado. La información a continuación te ayudará a prepararte para la cita médica y a saber qué esperar.
Qué puedes hacer
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Mantén un calendario detallado de las convulsiones. Cada vez que ocurra una convulsión, anota la hora, el tipo de convulsión y el tiempo que duró. También anota cualquier factor o contexto en el que haya ocurrido la convulsión. Por ejemplo, olvido de la toma de algún medicamento, falta de sueño, aumento del estrés, menstruación u otros eventos que puedan desencadenar la actividad de una convulsión.
Para obtener este tipo de información, pregunta a las personas que puedan observar tus convulsiones, como familiares, amigos o colegas. Esto te permitirá registrar información que probablemente no sabías.
- Ten en cuenta las restricciones previas a la cita. Cuando programes la cita, pregunta si debes hacer algo con anticipación, por ejemplo, restringir la dieta.
- Anota información personal clave, como episodios de estrés importantes o cambios recientes en tu vida.
- Haz una lista de los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que estés tomando.
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Pídele a un familiar o amigo que te acompañe. A veces, puede ser difícil recordar toda la información que te proporcionan durante una cita médica. Es posible que la persona que te acompañe recuerde información que tú pasaste por alto u olvidaste.
Quizás no seas consciente de lo que está pasando a tu alrededor cuando estás convulsionando. Una persona que ha presenciado tus convulsiones probablemente pueda responder las preguntas durante la cita médica.
- Anota las preguntas que quieras hacerle al equipo de atención médica. Preparar una lista de preguntas te ayuda a sacar el mayor provecho de tu consulta.
En el caso de la epilepsia, algunas preguntas básicas son las siguientes:
- ¿Qué puede estar causando mis convulsiones?
- ¿Qué tipo de pruebas necesitan hacerme?
- ¿Es posible que mi epilepsia sea temporal o duradera?
- ¿Qué tratamiento recomienda?
- ¿Cuáles son las alternativas al tratamiento principal que me sugiere?
- ¿Cómo puedo asegurarme de no lastimarme si tengo otra convulsión?
- Tengo otras enfermedades. ¿Cuál es la mejor manera de controlar estas enfermedades de manera conjunta?
- ¿Debo respetar alguna restricción?
- ¿Debería consultar con un especialista? ¿Cuánto costará? ¿Lo cubrirá mi seguro?
- ¿Existe alguna alternativa genérica a los medicamentos que me receta?
- ¿Tiene algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?
Además de las preguntas que preparaste, no dudes en pedirle que te explique todo lo que no entiendas durante la cita.
Qué esperar del médico
Es probable que tu profesional de la salud te haga algunas preguntas, por ejemplo:
- ¿Cuándo tuviste convulsiones por primera vez?
- ¿Tus convulsiones parecen desencadenarse a causa de determinados eventos o situaciones?
- ¿Tienes sensaciones similares justo antes de que comience una convulsión?
- ¿Las convulsiones han sido frecuentes u ocasionales?
- ¿Qué síntomas tienes cuando sufres una convulsión?
- ¿Hay algo que parezca mejorar tus convulsiones?
- ¿Hay algo que parezca empeorar tus convulsiones?
Qué puedes hacer mientras tanto
Determinadas afecciones y actividades pueden provocar convulsiones, por lo que se recomienda lo siguiente:
- No bebas grandes cantidades de alcohol.
- No consumas nicotina.
- Duerme lo suficiente.
- Reduce el estrés.
También es importante que lleves un registro de las convulsiones antes de la cita médica.
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