Obesidad infantil
Esta compleja enfermedad implica tener un exceso de grasa corporal a una edad temprana, y puede derivar en problemas de salud más adelante. Aprende a proteger la salud de tu hijo.
Perspectiva general
La obesidad infantil es una enfermedad grave que implica un exceso de grasa corporal desde una edad temprana. El sobrepeso suele hacer que los niños sean más propensos a padecer otras enfermedades, como la diabetes y la presión arterial alta. La obesidad infantil también puede derivar en baja autoestima y depresión.
Los síntomas de la obesidad infantil no son evidentes ni se basan simplemente en la apariencia de los niños. Y hay diversos factores que pueden influir en la aparición de esta afección. Algunos factores pueden estar dentro del control de la familia, como los hábitos de alimentación y la actividad física. Muchos otros factores posibles no pueden modificarse, como los relacionados con los genes y las hormonas.
Puedes ayudar a controlar o prevenir la obesidad infantil haciendo que toda la familia consuma comidas y refrigerios equilibrados de manera regular. También ayuda que toda la familia lleve un estilo de vida activo. Este tipo de medidas ayudan a proteger la salud de tu hijo ahora y en el futuro.
Síntomas
Los síntomas de la obesidad infantil no son claros ni definitivos. No todos los niños con unos kilos de más tienen sobrepeso. Algunos tienen una estructura corporal más grande que el promedio. Además, los niños suelen tener diferentes cantidades de grasa corporal en las diversas etapas del crecimiento. Entonces, es posible que no sepas si el peso es un motivo de preocupación solo con mirar a tu hijo.
Una medida llamada índice de masa corporal (IMC) ayuda a los profesionales de atención médica a verificar si un niño tiene sobrepeso u obesidad. El índice de masa corporal de un niño se basa en su peso y estatura en comparación con otros niños de la misma edad y sexo, utilizando tablas de crecimiento. Habla con el profesional de atención médica de tu hijo sobre cómo su IMC se corresponde con otros indicadores de salud infantil. Por ejemplo, los patrones de crecimiento, los hábitos alimenticios y de actividad, el estrés, el sueño y los antecedentes familiares también juegan un papel clave en la salud. Otras pruebas también pueden ayudar al profesional de atención médica a determinar si el peso de tu hijo podría representar riesgos para su salud.
Cuándo consultar al médico
Si te preocupa que tu hijo esté aumentando demasiado de peso, habla con su profesional de atención médica. Busca una revisión médica de inmediato si tu hijo también presenta alguno de estos síntomas:
- Dolores de cabeza que permanecen por mucho tiempo.
- Presión arterial alta
- Sed extrema y micción frecuente.
- Exhalación que empieza y termina muchas veces mientras duerme.
- Crecimiento deficiente en comparación con otros niños de la misma edad y sexo.
Causas
La obesidad infantil es una afección compleja. Hay varios factores que pueden influir en su aparición. Estos son algunos de ellos:
- Factores genéticos y hormonales.
- Acceso a los alimentos.
- Estrés.
- Sueño.
- Factores sociales y económicos.
- Hábitos alimentarios y de actividad física.
Factores de riesgo
Existen muchos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de obesidad infantil. Algunos factores que podrían estar dentro del control de tu familia incluyen los siguientes:
- Hábitos alimentarios: El consumo frecuente de alimentos con alto contenido de azúcar añadida, grasa saturada o sodio puede hacer que tu hijo suba de peso. Entre estos alimentos se incluye comida rápida, productos horneados y bocadillos de máquinas expendedoras. Las golosinas y los postres también pueden causar un aumento de peso. También pueden contribuir a esto las bebidas azucaradas, como los refrescos, los jugos de frutas y las bebidas deportivas. Este tipo de alimentos y bebidas están en todas partes y están diseñados para atraer al paladar. Está bien disfrutar de estos antojos de vez en cuando. Intenta comerlos o beberlos lentamente y con atención, prestando atención a cada bocado o sorbo. Y asegúrate de revisar el tamaño de las porciones indicadas en las etiquetas. Intenta no consumir más de esas cantidades en una sola ocasión.
- Falta de movimiento: Los niños que no se mueven lo suficiente a diario tienen más probabilidades de aumentar de peso. Así que motiva a tu hijo a realizar al menos 60 minutos de actividad física al día. Pasar demasiado tiempo inactivo también influye en el aumento de peso. Algunos ejemplos de inactividad son sentarse a ver la televisión, jugar videojuegos o utilizar mucho las redes sociales. La televisión y los programas en línea también pueden mostrar comerciales o anuncios de comida chatarra. Si tu hijo tiene 2 años o más, intenta limitar el tiempo de ocio frente a la pantalla que no se utilice para tareas escolares a no más de dos horas al día. Si tu hijo es menor de 2 años, evita que tenga tiempo de pantalla.
- Factores relacionados con la salud mental: El estrés personal y familiar puede aumentar el riesgo de un niño de padecer obesidad. El estrés constante puede hacer que el cuerpo produzca grandes cantidades de hormonas como el cortisol. Los niveles altos de estas hormonas pueden causar una mayor sensación de hambre. También pueden causar ansias de alimentos con alto contenido de grasa y azúcar añadida. Si crees que tu hijo tiene demasiado estrés, habla con su profesional de atención médica. Es posible que te remitan a un consejero u otro profesional de atención médica mental que pueda evaluar a tu hijo y ofrecer tratamiento si es necesario.
- Consumo de ciertos medicamentos: Algunos medicamentos recetados pueden aumentar el riesgo de obesidad. Estos incluyen prednisona, litio, amitriptilina, paroxetina (Paxil), gabapentina (Neurontin, Gralise, Horizant), propranolol (Inderal LA, Hemangeol), quetiapina (Seroquel), carbamazepina (Carbatrol, Tegretol y otros), medroxiprogesterona (Depo-Provera), olanzapina (Zyprexa) y risperidona (Risperdal). El profesional de atención médica de tu hijo puede revisar los medicamentos que está tomando. Si algún medicamento pudiera estar causando aumento de peso, el profesional de atención médica podría ajustar la dosis o cambiarlo por otro.
Algunos otros factores de la obesidad infantil pueden estar fuera del control del padre o la madre. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
- Factores familiares: Si tu hijo proviene de una familia con tendencia a aumentar de peso con facilidad, es posible que tenga mayor probabilidad de subir de peso.
- Genes y hormonas: A veces, las mutaciones en ciertos genes pueden influir en la obesidad infantil. También pueden hacerlo afecciones relacionadas con las hormonas y otros procesos internos del organismo.
- Factores sociales y económicos: En algunas comunidades, las personas tienen recursos limitados y poco acceso a los supermercados. Por lo tanto, su acceso principal a los alimentos puede ser a comida semipreparada que no se descompone rápidamente. Estos incluyen comidas congeladas, y galletas saladas y dulces. El acceso a frutas y verduras frescas, carnes y otras proteínas, así como a alimentos con granos enteros, puede ser limitado. Y el acceso a espacios seguros para realizar actividades físicas y pasatiempos al aire libre también puede ser limitado.
Complicaciones
La obesidad infantil a menudo causa problemas de salud y afecciones conocidos como complicaciones. Estas pueden afectar el bienestar físico, social y mental de un niño.
Complicaciones físicas
Las complicaciones físicas de la obesidad infantil pueden incluir lo siguiente:
- Diabetes tipo 2: Esta afección a largo plazo afecta la forma en la que el cuerpo utiliza el azúcar, que también se llama glucosa. La obesidad y un estilo de vida inactivo aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
- Colesterol alto y presión arterial alta: Una dieta deficiente puede causar una o ambas afecciones. El nivel de colesterol alto y la hipertensión arterial pueden contribuir a la acumulación de plaquetas en las arterias. La acumulación puede hacer que las arterias se estrechen y endurezcan. Esto puede derivar en un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular más adelante.
- Dolor en las articulaciones: El peso adicional causa más tensión en las caderas y las rodillas. La obesidad infantil puede causar dolor y, a veces, lesiones en las caderas, las rodillas y la espalda.
- Afecciones de la respiración: El asma es más común en niños con sobrepeso. Estos niños también tienen más tendencia a padecer apnea obstructiva del sueño. La apnea obstructiva del sueño puede ser una afección grave en la cual la respiración se detiene y vuelve a comenzar varias veces mientras la persona duerme.
- Enfermedad hepática de acumulación de grasa relacionada con la disfunción metabólica: Esta afección causa que los depósitos de grasa se acumulen en el hígado. Generalmente, esta no causa síntomas. Pero puede causar la formación de cicatrices y daños al hígado. Esta afección se conocía como enfermedad de hígado graso no alcohólico.
Complicaciones sociales y de salud mental
Los niños con obesidad pueden sufrir burlas y acoso por parte de sus pares. En consecuencia, pueden tener una baja autoestima. También pueden tener un riesgo mayor de sufrir depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación.
Prevención
Para ayudar a prevenir la obesidad infantil, toma las siguientes medidas:
- Da un buen ejemplo: Haz de la alimentación saludable y la actividad física regular un asunto familiar. De esta manera, todos se benefician y nadie se siente señalado. Lo ideal es que tu hijo haga una hora de actividad física al día, al menos, cinco días a la semana.
- Ofrece comidas y refrigerios equilibrados cada día: Para servir una comida equilibrada, considera el espacio que ocupa cada alimento en el plato. Las frutas y verduras deben ocupar la mitad del plato. Los cereales como el bulgur, el arroz integral y la pasta de trigo integral deben ocupar un cuarto del plato. Las proteínas como la carne magra, el pollo, los mariscos y las lentejas deben ocupar el otro cuarto del plato. Entre comidas, ofrece refrigerios con muchos nutrientes y pocas azúcares añadidas, grasas saturadas y sodio. Algunos ejemplos de refrigerios equilibrados son yogur con bayas, una manzana con mantequilla de frutos secos y galletas saladas integrales con pavo y aguacate. Puedes dar rienda suelta a tu creatividad combinando distintos alimentos.
- Sigue ofreciendo nuevos alimentos: Es posible que a tu hijo no le guste un alimento nuevo de inmediato. Pero si se lo ofreces de nuevo, con el tiempo puede aprender a disfrutarlo.
- Fomenta una relación saludable con la comida chatarra: Algunos alimentos como la comida rápida, las galletas dulces y las papas fritas son sabrosos, pero tienen poco valor nutricional. Muchos tipos de comida chatarra también tienen altos niveles de grasas saturadas, sodio o azúcares añadidas. Las bebidas azucaradas y los jugos de fruta también suelen tener mucho azúcar y poco o ningún valor nutricional. Explícale a tus hijos que pueden disfrutar estos alimentos ocasionalmente, como un helado durante una salida familiar. Pero ayúdalos a entender que la comida chatarra no proporciona la energía constante que los alimentos nutritivos sí ofrecen. Considera no incluir comida chatarra en la lista de compras ni en el hogar. Hacer esto puede ayudar a la familia a enfocarse en alimentos nutritivos para las comidas y refrigerios.
- Limita el tiempo frente a las pantallas: No permitas que tu familia vea televisión durante las comidas y haz que los miembros de la familia guarden los teléfonos y las tabletas. Dado que tu hijo probablemente usará pantallas en otros momentos, piensa en establecer un límite de tiempo que todos en casa sigan. Motiva a los niños a divertirse con actividades que no impliquen una pantalla.
- Elige recompensas que no sean comida: Trata de no prometerle refrigerios a tu hijo como premio por buen comportamiento. Sugiere una actividad divertida como recompensa en su lugar. Algunos ejemplos incluyen jugar juntos, ir al parque o visitar el zoológico.
- Asegúrate de que tu hijo duerma lo suficiente: Dormir muy poco puede aumentar el riesgo de obesidad. La cantidad de sueño que necesitan los niños depende de su edad. Por ejemplo, los niños de 6 a 12 años necesitan entre 9 y 12 horas de sueño al día. Los adolescentes de 13 a 18 años necesitan entre 8 y 10 horas. Intenta que tu hijo se acueste y se despierte aproximadamente a las mismas horas todos los días.
- Amamanta a tu bebé: Amamantar a tu bebé desde el nacimiento hasta los 6 meses puede reducir el riesgo de obesidad más adelante en la vida.
Asegúrate también de que tu hijo se someta a revisiones médicas, al menos, una vez al año. Durante estas consultas, un profesional de atención médica mide la estatura y el peso de tu hijo y calcula su índice de masa corporal. Si el índice de masa corporal de tu hijo aumenta mucho en un año, puede estar en riesgo de sobrepeso.
Diagnóstico
El diagnóstico consiste en los pasos que da un profesional de atención médica para averiguar si tu hijo padece obesidad. Un profesional de atención médica calcula el IMC de tu hijo y determina su posición en una tabla de crecimiento estándar.
El profesional de atención médica usa la tabla de crecimiento para determinar cómo se compara el peso de tu hijo con el de otros niños del mismo sexo y edad. Esto se conoce como el percentil de IMC de tu hijo. Por ejemplo, un niño en el percentil 80 tiene un IMC más alto que el 80 % de los niños de la misma edad y sexo.
Los límites en estas tablas de crecimiento significan lo siguiente:
- Bajo peso — índice de masa corporal en el percentil 5 o inferior.
- Peso saludable — índice de masa corporal entre los percentiles 5 y 84.
- Sobrepeso — índice de masa corporal entre los percentiles 85 y 94.
- Obesidad — IMC en el percentil 95 o superior.
- Obesidad severa — IMC mayor o igual al 120 % del percentil 95.
El IMC no toma en cuenta factores como la cantidad de masa muscular o el tamaño corporal más grande de lo habitual. Además, los patrones de crecimiento varían mucho entre los niños. Por eso, el profesional de atención médica también considera el crecimiento y desarrollo de tu hijo para determinar si su peso es un problema de salud.
Junto con el IMC y el registro de peso en las tablas de crecimiento, el profesional de atención médica también evalúa los siguientes factores:
- Los antecedentes de obesidad en tu familia y los problemas de salud relacionados con el peso, como la diabetes.
- Los hábitos alimentarios de tu hijo. Esto puede incluir lo que tu hijo come, con qué frecuencia y el tamaño de las porciones.
- El nivel de actividad física de tu hijo y la cantidad de tiempo que pasa frente a una pantalla.
- La presión arterial de tu hijo.
- Otras enfermedades que tenga tu hijo o los medicamentos que toma.
- Historial médico de salud mental, incluidos episodios de depresión, problemas para dormir y si tu hijo se siente aislado, solo o acosado.
Análisis de sangre
El profesional de atención médica de tu hijo también podría hacerle análisis de sangre. Estos pueden incluir lo siguiente:
- Una prueba de colesterol.
- Un examen de glucosa en la sangre.
- Una prueba hepática.
- Otros análisis de sangre para revisar ciertos niveles hormonales o detectar otras afecciones relacionadas con la obesidad.
Pregunta si tu hijo necesita dejar de comer o beber durante ciertas horas antes de un análisis de sangre. Esto se conoce como ayuno.
Tratamiento
El tratamiento para la obesidad infantil depende de factores como la edad de tu hijo y si tiene otras enfermedades. El tratamiento suele incluir cambios en los hábitos alimentarios y el nivel de actividad física de tu hijo. La clave es hacer estos cambios saludables con el tiempo y ayudar a tu hijo a seguirlos a largo plazo. En algunos casos, el tratamiento puede incluir medicamentos o cirugía para bajar de peso.
Los expertos recomiendan que el tratamiento incluya una combinación de lo siguiente:
- La orientación de un equipo de atención médica sobre nutrición y actividad física.
- Estrategias para crear hábitos en familia y así desarrollar un estilo de vida saludable con el tiempo. Estos hábitos deben funcionar para la familia a largo plazo.
En algunas zonas, estos tratamientos se ofrecen en forma de clases a las que asisten juntos los niños y los padres. O el padre y la madre pueden asistir a esas clases y aplicar lo aprendido en casa. Cuando estas clases no están disponibles, el profesional de atención médica de tu hijo puede trabajar contigo para organizar las partes clave del plan de tratamiento. Estas partes incluyen consultas con un dietista y visitas médicas más frecuentes enfocadas en apoyar hábitos saludables y metas.
El profesional de atención médica de tu hijo probablemente establecerá objetivos de alimentación saludable y actividad física para tu familia y tu hijo. Cualquier objetivo relacionado con el peso de tu hijo se adaptará según los siguientes criterios:
- La edad de tu hijo.
- La gravedad de la obesidad.
- Si tu hijo tiene enfermedades relacionadas con la obesidad.
Recuerda que el éxito del tratamiento depende en parte de tu nivel de compromiso con ayudar a tu hijo a hacer cambios saludables a largo plazo. Comprende que tu hijo sigue creciendo. Y recuerda que los cambios hacia un estilo de vida saludable pueden beneficiar a tu hijo y a tu familia de formas que la báscula no puede reflejar.
Alimentación saludable
El padre y la madre son los que compran los alimentos, preparan las comidas y deciden dónde se come. Incluso los pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia en la salud de tu hijo.
- Siéntense a comer juntos para las comidas familiares: Haz que sea un momento para compartir novedades y contar historias. Trata de no comer frente al televisor, la computadora o una pantalla de videojuegos. Esto puede llevar a comer rápido y ser menos consciente de la cantidad de comida ingerida.
- Sirve frutas y verduras: Procura que tu hijo coma, al menos, cinco frutas y verduras al día. Por ejemplo, intenta que sean dos porciones de fruta y tres de verduras.
- Reduce el consumo de comida semipreparada: Esto incluye galletas dulces y saladas, comida rápida y comidas preparadas. Estas comidas suelen tener un alto contenido de azúcar, grasa, sodio y calorías.
- Limita las bebidas endulzadas con azúcar: Esto incluye los jugos de fruta. Las bebidas azucaradas tienen poco valor nutricional y muchas calorías. También pueden hacer que tu hijo se sienta demasiado lleno para comer alimentos más saludables.
- Sirve porciones de tamaños adecuados: Los niños no necesitan la misma cantidad de comida que los adultos. Comienza con porciones pequeñas. Cuando tu hijo termine de comer, haz que espere 10 minutos antes de servirse otra porción. Deja que tu hijo coma hasta que esté lleno, incluso si eso significa que quede comida en el plato. Los niños mayores y los adolescentes pueden comer menos cuando se sirven ellos mismos. Y, cuando salgan a comer afuera, recuerda que los tamaños de las porciones de restaurante muchas veces son demasiado grandes.
- Lleva un diario de comidas: Anota lo que come tu hijo y en qué cantidad. Muéstrale este diario. El diario puede ayudar a tu hijo a ser más consciente de sus elecciones alimenticias. También puedes enseñarle a llevar un diario de su actividad física.
Actividad física
Una parte clave para alcanzar y mantener un peso saludable es la actividad física. Quema calorías y fortalece los huesos y los músculos. También ayuda a los niños a dormir bien por la noche y a estar atentos durante el día. Los buenos hábitos durante la infancia ayudan a los adolescentes a mantener un peso saludable. Además, los niños activos tienen mayores probabilidades de convertirse en adultos que se mantendrán en forma.
Para ayudar a tu hijo a ser más activo:
- Limita el tiempo de televisión: Los niños mayores de 2 años no deberían pasar más de dos horas al día frente a una pantalla por ocio. Esto incluye sentarse frente a un televisor, computadora, tableta o teléfono inteligente por diversión. Los niños menores de 2 años no deberían pasar tiempo frente a una pantalla.
- Promueve la actividad: Los niños necesitan, al menos, una hora de actividad física por día. La actividad de tu hijo no tiene por qué ser un programa de ejercicio estructurado. El objetivo es lograr que tu hijo se mueva. Las actividades de juego libre, como jugar al escondite, a la traes o saltar la cuerda, pueden ser excelentes opciones para quemar calorías y estar en mejor forma. Bailar, nadar, caminar a paso rápido y andar en bicicleta también son buenas opciones.
- Busca actividades que a tu hijo le gusten: Por ejemplo, si a tu hijo le interesa el arte, salgan a una caminata en la naturaleza para recoger hojas y rocas. Tu hijo puede usarlas para hacer un collage. Si a tu hijo le gusta escalar, vayan al muro de escalada o a las barras infantiles de tu barrio. Si a tu hijo le gusta leer, caminen o vayan en bicicleta a la biblioteca del barrio en busca de un libro.
- Promueve moverse más y pasar menos tiempo sentado: Puedes sugerirle las siguientes ideas a tu hijo: Ponerse de pie o caminar en el lugar mientras se ve televisión. Usar las escaleras en lugar de un ascensor. Si la escuela está a una distancia segura, pueden caminar o andar en bicicleta en lugar de tomar el autobús o ir en auto. También puedes preguntar si le gustaría usar un dispositivo que registre los pasos que da. El dispositivo puede ayudar a tu hijo a establecer metas de actividad física.
Medicamentos
El profesional de atención médica de tu hijo puede recetarle medicamentos para ayudar con la pérdida de peso si la dieta y el ejercicio por sí solos no son suficientes. Los medicamentos que ayudan a controlar la obesidad infantil deben usarse junto con una alimentación saludable y más actividad física. El tipo de medicamento adecuado para tu hijo depende de factores como su edad y la causa de la obesidad. Los medicamentos que pueden favorecer la pérdida de peso incluyen los siguientes:
- Semaglutida (Wegovy).
- Liraglutida (Saxenda).
- Fentermina y topiramato (Qsymia).
- Fentermina.
- Lisdexanfetamina.
Pregunta sobre los efectos secundarios de cualquier medicamento que recomiende el profesional de atención médica de tu hijo.
Cirugía u otros procedimientos
La cirugía para bajar de peso podría ser una opción para algunos adolescentes con obesidad grave. El profesional de atención médica de tu hijo adolescente podría recomendar la cirugía si los cambios en la dieta y la actividad física por sí solos no son suficientes. Como con cualquier tipo de cirugía, hay riesgos y posibles complicaciones a largo plazo. Habla con el profesional de atención médica de tu hijo adolescente sobre las ventajas y desventajas de la cirugía para bajar de peso.
Es posible que el profesional de atención médica recomiende esta cirugía si el peso de tu hijo adolescente representa una amenaza mayor contra la salud que los riesgos de la cirugía. Antes de la cirugía para bajar de peso, es importante reunirse con un equipo de especialistas, que incluya los siguientes profesionales:
- Un experto en medicina de la obesidad.
- Un psicólogo.
- Un dietista certificado.
La cirugía puede ser una opción de tratamiento que tú apoyes, pero tu hijo adolescente debe decidir si quiere o no someterse a ella. Si tu hijo adolescente elige someterse a la cirugía para bajar de peso, motiva al resto de la familia a apoyar su decisión.
La cirugía para bajar de peso no es una cura milagrosa. No garantiza que un adolescente pierda el sobrepeso ni que pueda mantener un peso ideal a largo plazo. Además, la cirugía no reemplaza la necesidad de seguir una dieta saludable y hacer actividad física con regularidad.
Estrategias de afrontamiento, y apoyo
El padre y la madre tienen un rol fundamental en ayudar a los niños a sentirse amados y a controlar su peso. Así que intenta fortalecer la autoestima de tu hijo tan a menudo como puedas. No tengas miedo de tratar el tema de la salud y la condición física. Además, sé directo y abierto cuando hables con tu hijo. Intenta no juzgar ni criticar.
Estos son algunos consejos:
- Mantente positivo y práctico al hablar sobre el peso: Los comentarios negativos sobre tu propio peso, el de otra persona o el de tu hijo pueden ser hirientes. Esto es cierto incluso si tienes buenas intenciones con tus comentarios. Hablar de forma hiriente acerca del peso puede causar una mala imagen corporal. En su lugar, concéntrate en hablar sobre alimentación saludable y una imagen corporal positiva. Asegúrate de que los demás miembros de la familia también hablen con tu hijo de manera positiva.
- Dile a tu hijo que no se salte comidas ni siga dietas relámpago: En su lugar, motívalo y apóyalo para que tenga una alimentación saludable. También ayuda a tu hijo a realizar, al menos, una hora de actividad física al día.
- Busca razones para elogiar los esfuerzos de tu hijo: Celebra los pequeños cambios en su alimentación y actividad física. Pero no premies a tu hijo con comida. Elige otras maneras de felicitar los logros de tu hijo, como ir a la pista de bolos o a un parque local.
- Habla sobre los sentimientos de tu hijo: Escucha cualquier preocupación que tu hijo te exprese sobre su peso o su imagen corporal. Demuestra a tu hijo que lo amas y que te importan sus sentimientos.
- Ayuda a tu hijo a enfocarse en objetivos saludables: Por ejemplo, señala cuándo tu hijo puede andar en bicicleta o correr más tiempo del que solía hacerlo. O dile lo orgulloso que estás cuando logra correr el número de vueltas requerido en la clase de educación física.
- Sé paciente: Ten en cuenta que enfocarte demasiado en los hábitos alimentarios y el peso de tu hijo puede tener un efecto negativo. Puede llevarlo a comer en exceso aún más. También puede aumentar el riesgo de presentar un trastorno de la alimentación. Así que nunca avergüences, culpes o le grites a tu hijo por su peso.
- Detén el acoso escolar: Si otro niño molesta a tu hijo por su peso, ocúpate de la situación lo antes posible. Habla con el padre y la madre del otro niño. Si el acoso ocurre en la escuela, habla con los maestros o el director.
Preparación antes de la cita
El profesional de atención médica de tu hijo probablemente será el primero en informarte si su IMC está en el rango de obesidad. Si tu hijo tiene complicaciones por padecer obesidad, es posible te remitan a otros especialistas para ayudar a manejar estas preocupaciones.
A continuación, encontrarás información que ayudará a que te prepares para la cita médica.
Qué puedes hacer
Cuando programes la cita, pregunta si tu hijo debe hacer algo con anticipación. Por ejemplo, tu hijo puede necesitar dejar de comer o beber durante ciertas horas antes de una prueba. Antes de la cita, prepara una lista con lo siguiente:
- Los síntomas de tu hijo, si los tiene, y cuándo comenzaron.
- Información personal crucial, incluidos los antecedentes familiares y los antecedentes de obesidad.
- Todos los medicamentos, las vitaminas u otros suplementos que toma tu hijo, y las dosis.
- Lo que tu hijo suele comer en una semana y lo activo que es.
-
Preguntas para hacerle al profesional de atención médica de tu hijo.
Si puedes, pídele a un familiar o amigo que te acompañe. Esta persona puede ayudarte a recordar toda la información que recibas.
En el caso de la obesidad infantil, algunas de las preguntas básicas para hacerle al profesional de atención médica de tu hijo son las siguientes:
- ¿Qué otras enfermedades podría presentar mi hijo?
- ¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
- ¿Existen medicamentos que ayuden a controlar el peso de mi hijo y otras enfermedades?
- ¿Cuánto tiempo durará el tratamiento?
- ¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo a bajar de peso?
- ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué esperar del médico
Es probable que el profesional de atención médica de tu hijo te haga preguntas sobre sus hábitos de alimentación y su actividad; entre ellas se incluyen las siguientes:
- ¿Qué come tu hijo en un día habitual?
- ¿Cuánta actividad física hace tu hijo en un día habitual?
- ¿Qué factores crees que influyen en el peso de tu hijo?
- ¿Qué dietas o tratamientos, si los hubo, probaste para ayudar a tu hijo a bajar de peso?
- ¿Estás dispuesto a hacer cambios en el estilo de vida de tu familia para ayudar a tu hijo a bajar de peso?
- ¿Qué podría impedir que tu hijo baje de peso?
- ¿Con qué frecuencia comparte la familia una comida? ¿Ayuda el niño a preparar la comida?
- ¿Comen el niño o la familia mientras miran televisión, envían mensajes de texto o usan la computadora?
Qué puedes hacer mientras tanto
Si tiene días o semanas antes de la cita de tu hijo, lleva un registro de lo que come y de lo activo que es.
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