Durante el síndrome de la persona rígida, el tronco y las extremidades se vuelven rígidos. Esto hace que sea difícil caminar. La persona también se vuelve sensible al ruido y al tacto, que pueden provocar espasmos musculares. El síndrome se asocia con enfermedades en las que el sistema inmunitario ataca al cuerpo (enfermedades autoinmunitarias).
Los medicamentos y los dispositivos de asistencia para caminar ayudan a controlar los síntomas.