El trastorno de personalidad esquizoide por lo general comienza durante la juventud. Esta afección es poco frecuente.
Las personas con esta enfermedad no tienen deseo de entablar relaciones estrechas y tampoco disfrutan de ellas, ni siquiera con familiares; a menudo se los considera ermitaños. Pueden ser distantes a nivel emocional e indiferentes.
La terapia y los medicamentos, como los antidepresivos o los estabilizadores del estado de ánimo, pueden ayudar.